El origen de este personaje fue en el año 1818, cuando la escritora Mary Shelley, creó la novela “Frankenstein o el moderno Prometeo”. Sin embargo, este personaje fue cobrando vida propia y desde hace tiempo que forma parte de la cultura universal.

“A pesar de que la figura del monstruo de Frankenstein forma parte ya del imaginario colectivo, todas esas interpretaciones que han protagonizado series y películas tienen su base en la obra de Mary Shelley. Lo interesante y no menos sorprendente es que esta historia difiere en gran medida de la típica imagen que tenemos de Frankenstein como un ser gigantesco verde, lleno de costuras y un par de tornillos a ambos lados de la cabeza. Y es que, para empezar, llamamos Frankenstein al monstruo, mientras que este es en realidad el apellido de su creador y el ser resultante no tiene nombre conocido. Además, en el libro apenas se describe físicamente al monstruo: sabemos que está hecho de retales y que cuenta con un tamaño superior al de un ser humano, pero poco más.

La historia de “Frankenstein o el moderno Prometeo” es una obra romántica bastante más profunda que el mito llevado a las pantallas de todos los tamaños. Es una novela epistolar en la que toda la trama se cuenta en primera persona aunque, por supuesto, las voces cambian: primero estamos a bordo de un barco en dirección al ártico y habla el capitán, pero luego Víctor Frankenstein toma la palabra, más adelante el monstruo y el resto de protagonistas que mandan cartas a Frankenstein .

Víctor Frankenstein es un hombre afortunado que crece en el seno de una familia acomodada en Suiza. Su padre es justo y virtuoso y su madre, delicada y elegante. Son tan bondadosos que aceptan acoger en su familia a una niña desdichada y huérfana (de origen noble, pero arruinada). Sin embargo, la ambición y sagacidad de Frankenstein le llevan a viajar a Inglaterra donde estudia filosofía natural, química y demás ciencias. Siendo un estudiante brillante, se plantea lograr algo prohibido pero a la vez imposible para los hombres: crear vida. Esta locura le lleva a fabricar al monstruo y después abandonarlo a su suerte. El ser se convertirá en el segundo gran protagonista de la novela.

A partir de ese momento, creador y creado tendrán encontronazos y ocurrirá todo tipo de desgracias que entran en el marco de una historia de terror. Sin embargo, no es la sangre lo que prima en la novela – de hecho, su presencia es casi anecdótica -, sino que, al estar siempre escrita en primera persona, esto saca a relucir los dilemas de cada personaje. Tras leer completa la novela, se observa el hecho de que tanto creador como creado sufren los mismos problemas de fondo y estos son los que caracterizan las obras románticas.

Aparece el tema de la belleza bucólica e ideal, la admiración por la majestuosidad de la naturaleza, la exaltación de la libertad, la crítica a las convenciones sociales: es la sociedad quien corrompe a un individuo que, en su origen, es bueno por naturaleza. También se condena el atrevimiento de Frankenstein , que ha desafiado a Dios y a todas las leyes de la naturaleza tomando la iniciativa de crear vida de una manera muy egoísta. Y resulta que le sale el tiro por la culata.”

Extraído de:https://www.macedonianarrativa.com/resenas-libros/frankenstein-mary-shelley/