El presente trabajo intenta compartir algunas claves que animen a asumir el riesgo maravilloso de acompañar los caminos formativos y educativos, de acompañamiento real y significativo de jóvenes en contextos de vulnerabilidad, con la certeza plena de que es posible cambiar la realidad cuando se ofrecen posibilidades de dignificación, participación, educación, cuando se ama a los jóvenes, y, como dice Don Bosco, ellos sienten que son amados.