UNIDAD 4: JESÚS NOS INVITA A SER SUS AMIGOS

Aprendemos a ser amigos
Ustedes son mis amigos, ámense unos a otros como yo los he amado. (Juan 15) Les proponemos transmitirles a los niños el verdadero sentido de la palabra amistad. La amistad en sus orígenes significa relación de amor. Esta relación implica valores como lealtad, solidaridad, incondicionalidad, sinceridad, compromiso, aceptación, entre otros, y se cultiva con el trato asiduo y el interés recíproco a lo largo del tiempo. El objetivo es ayudar a los niños para que puedan experimentar la importancia de la amistad para ser feliz. Pueden pensar juntos las cosas que les gustan de sus amigos.

UNIDAD 1: LA ALEGRÍA DEL ENCUENTRO

Aprendemos a ser amigos
Audiencia del papa Francisco con catequistas con motivo del año de la fe. (Tomado de aciprensa, 27 de setiembre de 2013).

El Papa dijo que ser catequista es una verdadera vocación porque no se trabaja o se hace de catequista sino que "se es catequista". Citando a Benedicto XVI, recordó que la Iglesia no crece por proselitismo, sino por atracción, y lo que atrae es el testimonio. Asimismo, mencionó las palabras que solía decir san Francisco de Asís: "Prediquen siempre el Evangelio y si fuera necesario también con las palabras".

El Papa resaltó que "ser catequista requiere amor, amor cada vez más fuerte a Cristo y amor a su pueblo santo y este amor necesariamente viene de Cristo". Y les preguntó: "¿Qué significa este venir de Cristo para un catequista?". En tres puntos lo explicó.

Francisco consideró esencial la familiaridad que se debe gestar entre el catequista y Jesús. Y aseguró que tener un "título de catequista" es solo un pequeño camino porque enseñar la fe no se trata de de un título, sino que "es una actitud".

Dejarse mirar por Cristo, señaló el Obispo de Roma, es una forma de rezar. "Esto calienta el corazón, tiene acceso al fuego de la amistad, hace sentir que Él verdaderamente me mira, está cerca de mí y me quiere", indicó. El Papa reconoció que entiende que no es sencilla la tarea, "especialmente para quien está casado y tiene hijos". Expresó que no es necesario hacer todo de la misma manera, porque en la Iglesia "hay variedad de vocaciones y variedad de formas espirituales". Lo importante, remarcó, "es encontrar el modo adecuado para estar con el Señor; y esto se puede, es posible en cada estado de vida".

El segundo elemento que puntualizó es imitar a Cristo en el salir de sí e "ir al encuentro con el otro". Aunque aceptó que parece una experiencia paradójica, describió: "¡Quien pone en el centro de la propia vida a Cristo se descentra! Cuanto más te unís a Jesús, Él se convierte en el centro de tu vida; cuánto más Él te hace salir de ti mismo, te descentra y te abre a los otros". Y utilizó una metáfora al decir que el corazón del catequista realiza esas acciones como los movimientos cardíacos de la sístole y la diástole.

En tercer lugar, Francisco habló de la historia de Jonás, un hombre pío que cuando el Señor lo llama para predicar en Nínive no se siente capaz. "Nínive está fuera de sus esquemas, está en la periferia de su mundo. Dios no tiene miedo de las periferias". Y añadió que Dios es siempre fiel, creativo, no es cerrado ni rígido, nos acoge, nos viene al encuentro, nos comprende. También destacó la creatividad del catequista como una columna de su labor. "Si un catequista se deja llevar por el miedo, es un cobarde; si un catequista se queda tranquilo termina por ser una estatua de museo; si un catequista es rígido, se vuelve reseco y estéril", advirtió.

Del mismo modo, recordó que prefiere "una Iglesia accidentada que una Iglesia enferma". Y en esta labor, "nuestra belleza y nuestra fuerza" es que "si salimos a llevar su Evangelio con amor Él camina con nosotros" y "nos primerea" siempre.

El Santo Padre subrayó que Dios siempre "nos precede y que si tenemos miedo de ir a una periferia, en realidad Él ya está allí". Al finalizar, dio las gracias a los catequistas y los invitó a permanecer con Cristo, ser una sola cosa con Él, seguirlo e imitarlo.

Dios nos regala alimentos sanos y ricos

Les proponemos una receta para hacer galletitas sanas y simples en casa, comiendo más sano también cuidamos nuestro cuerpo. Además cocinar juntos en familia es una gran experiencia que vale la pena probar. Las galletas de avena y banana son riquísimas, prácticas y originales, además la receta es fácil, rápida y muy económica.

Ingredientes:

  1.  taza de avena (instantánea o común).
  2.  bananas maduras.

 

Procedimiento:

Pisar las bananas y mezclar con la avena. Al ir mezclando ver cómo queda la consistencia de la mezcla, si la mezcla está demasiado "blanda", agregar un poco más de avena.

Una vez que esté lista la masa, enmantecar una placa para horno. Formar las galletas y colocar sobre la placa. Llevar las galletas a horno precalentado a temperatura media por 15 minutos aproximadamente. Una vez listas sacarlas del horno y dejar enfriar.

Luego, ¡a disfrutar!

UNIDAD 3: DIOS NOS CREA PORQUE NOS AMA

Sugerencias para el encuentro con las familias

Es fundamental implicar a los padres si queremos que la siembra que se hace en sus hijos produzca frutos consistentes de vida cristiana. “Ganarse” a los padres tiene efectos multiplicadores, pues ellos siembran en sus hijos en el día a día mientras que la catequesis tiene que conformarse con hacerlo un rato cada semana.

Particularmente relevante es la participación de los padres durante estos años en los que, por una parte, mantienen con sus hijos una relación cercana, intensa y cotidiana (pasan mucho tiempo con ellos, se percibe habitualmente la complicidad y sintonía entre ellos…) y, por otra, comienzan a experimentar una cierta desorientación ante las dificultades que encuentran a la hora de educarlos. Somos conscientes de lo complicado que resulta implicar a los padres en esta labor. Además, en muchos casos no se percibe en ellos interés por conocer mejor al Dios cristiano y crecer como cristianos. Aún a aquellos que manifiestan cierto interés por la propuesta les resulta difícil encontrar tiempo por las exigencias del trabajo fuera y dentro del hogar. Por lo tanto, no es de extrañar que los resultados que han logrado hasta el momento quienes se han esforzado en este trabajo con padres y los que podamos ir alcanzando a corto plazo hayan sido y puedan ser más bien escasos y pobres. Esta experiencia negativa no debe llevarnos a tirar la toalla conformándonos con hacer lo que podamos con los niños. Más bien debiera suponer un estímulo para intentarlo de nuevo una y otra vez. Si estamos convencidos de su importancia (es bueno y valioso tanto para los padres como para sus hijos y para la Iglesia) y, por tanto, de la necesidad de gastar energías pastorales en ello, intentaremos favorecer la cercanía afectiva y efectiva a esos padres concretos y sus circunstancias (intereses, preocupaciones, mentalidad…). Además sentiremos la necesidad de ayudarnos en la ardua tarea: compartiendo ilusiones, cansancios, inquietudes, materiales y coordinando mejor nuestros esfuerzos…

 

El objetivo será:

- Hacer ver a los padres que merece la pena ser cristianos y que valoren su condición de cristianos.

- Que los padres quieran comprometerse a acompañar desde el hogar el caminar en la catequesis inicial de su hijo.

- Que los padres se involucren afectiva y efectivamente en la catequesis mostrando interés por lo que se hace en catequesis: preguntándole por lo que han hecho; ayudándolo en lo que tiene que hacer; dedicando un rato para dialogar sobre lo que viene en el libro de catequesis; proponiéndole otras actividades; preocupándose de que traigan el libro y el material; participando en la eucaristía de los domingos, si es posible en la misa de familias de la Parroquia y si no se puede en donde se esté.