El autor ofrece una síntesis de la evolución por la que fue transitando la educación popular y los diversos sentidos con los que las prácticas y las conceptualizaciones sobre esta se fueron consolidando. A su vez, profundiza conceptual y empíricamente el vínculo entre la comunicación y la educación, afirmando que la enseñanza de la comunicación en la escuela no debe quedar reducida al aprendizaje de un conjunto de herramientas y técnicas de producción en medios. En todo caso, este aprendizaje estará orientado a la apropiación de nuevos lenguajes para que los adolescentes tomen su palabra, expresen sus expectativas, sus vivencias grupales, las de sus barrios y comunidades.